Mirando Internet, se palpa en el cristianismo una serie sin fin de teólogos que pretenden imponer “carismáticamente” teorías que no se puede decir que entren de lleno en la ortodoxia. Y no me digan que la ortodoxia es esclerótica y atrasada. La verdad no “es hoy sí, y mañana no”. La verdad es eterna, por lo menos lo que Jesucristo anunció. Está comprobada hasta la saciedad.
La dispersión es peor, que las más o menos grandes discrepancias que puedan surgir en las distintas congregaciones. Hay interpretaciones más o menos diferentes, y en casi todos los asuntos secundarios se producen las peores secesiones y funestas porfías. No entiendo de donde se sacan tantas certezas, en asuntos elementales que no abrigan mayor discusión.
Todos notamos que hay más adictos a los partidos políticos por inclinación, que por intereses reales; y en las iglesias cristianas hay multitud de personas que tratan de imponer sus tesis, y se disgustan con el que con más o menos criterio y conocimiento, rechaza esas teorías que se presentan como dogma inmutable, aunque se pongan en solfa otros más que consolidados en toda iglesia cristiana que se precie.
El amor propio y la tozudez, la mayor parte de ella sin suficiente conocimiento y nada cristianos, hace que muchos vayan diciendo cosas que no son aceptables; y es lugar común, que se condena a cualquiera que pretenda ser fiel al legado y a la Revelación , solo por no estar de acuerdo por ejemplo con alguna arbitrariedad que, desdichadamente, se producen en casi todas las congregaciones.
Y así proliferan como hongos, diferentes opiniones sobre como debe ser la iglesia y es cierta la estrofa de Lope en sus “Soledades”:
Señales son del Juicio
Ver que todos los perdemos
Unos por carta de más
Otros por carta de menos.
Se produce una escandalosa escisión por causas banales, de escasa importancia, cuando todos estamos de acuerdo en lo que es importante y principal.
Dice el líder de la iglesia bautista a escala mundial: “tenemos 100.000 pequeños “papas” que llamamos pastores”. Me permito adelantar más aun, y no es de ahora, que cada grupito o congregación contiene muchos pequeños y petulantes “papitas”. Es enfadoso tener que oír que alguien diga ¿no sabes que la Biblia dice esto o aquello? Como si el interlocutor no conociera la Biblia bastante mejor que él.
La obediencia no se practica, ni el liderazgo es sacrificado y carismático con todo lo que esta palabra contiene de positivo y bueno. Y sin pensar en liderazgos (que no son despreciables, y si muy necesarios los legítimos) dice San Pablo: Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Así que sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. (Romanos 14:17). Es decir, en el respeto, no haciendo tropezar a otros por unos motivos tan triviales, y que pueden destruir en algunos la obra de Dios.
Nuestra postura es fácilmente asimilable por cualquier persona de buena voluntad, y algún conocimiento de la Escritura , mediante el cual, por cierto, deberíamos ser ya maestros, después de tanto tiempo. (Hebreos 5:12). Los cristianos espirituales y no solamente ritualistas, ya deberíamos ser personas de acendrada doctrina y probada conducta. La perfección solo la da Cristo: y nosotros estamos completos en Él, que es la cabeza de todo principado y potestad. (Colosenses (10:11).