Los repetidos, y perfectamente detallados ensayos para explicar la marcha de la humanidad, solo miran lo que pueden ver. No profundizan en el meollo de la situación, pues su mirada es miope para distinguir la profundidad de la rebelión, y la marcha cada vez más veloz hacia la nueva hecatombe.
Internet se llena de profecías de la más distinta extracción. Los mayas, los profetas de cada tendencia “cristiana”… y bueno, la multitud de sucesos que se producirán (desde luego con bases “científicas”, etc., faltaría más) Los sombríos presagios cristianos que más se acercan a la realidad profunda, no son tenidos en cuenta; a lo sumo se le da una importancia anecdótica y secundaria.
Las gentes cierran los ojos para no ver la verdad, y creen que saben todo sobre todo. No hay ceguera más aguda. Si fueseis ciegos, no tendríais pecado; mas por cuanto decís: vemos, vuestro pecado permanece. (Juan 9:41). Eso decía Jesús, a los que se jactaban de conocimiento y rectitud y se puede aplicar a los “sabios” de ahora; a los agoreros, adivinos, espiritualistas y profetas de la nada.
Anden los palabreros y los más estrafalarios personajes, diciendo y haciendo los despropósitos más indignos y repugnantes, y lo considerarán cultura y formación de las masas en el conocimiento “libre” de las cosas. Háblales de la verdad, y te miran de reojo y se ríen, porque te consideran un tarado fanático. Ellos (claro está) no lo son, aunque ninguna de sus profecías se cumpla. Sarcasmo y más se merecen.
Personajes de las más extrañas extracciones y cataduras, parásitos indignos, burdos, son escuchados con avidez por las masas corrompidas, y lo que dicen se bebe como ambrosía. Es “el signo de los tiempos”, la corrupción generalizada. Pero ni así aprenden.
Es verdaderamente insólito contemplar hoy día, en la plenitud de la civilización, la muchedumbre de magos, adivinos, y el innumerable cortejo de embaucadores, que se acusan unos a otros de falsedad en foros públicos de grandes audiencias, y a los que sin embargo, no les falta abundante clientela entre pobres y ricos, avispados y torpes.
No es asunto trivial y de poco interés como actualmente se considera por la mayor parte de los creyentes. Los cristianos debemos hacer bueno para nosotros, el mandato de Dios a Jeremías. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos. Y te pondré en este pueblo como muro fortificado de bronce, y pelearán contra ti pero no te vencerán: porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice el Señor. (Jeremías 15)
Lot era un buen hombre y justo según la Escritura , y hasta se abrumaba por la nefanda conducta de los malvados. Porque este justo que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos. (2ª Pedro 2:7)
Vemos claramente el ejemplo de un justo, abrumado cada día a causa de estar rodeado y envuelto en la iniquidad, pero no se marchaba de la corrompida ciudad. Sus hijas y sus yernos, su propiedad, y todo otro tipo de consideraciones, le impedían apartarse de aquel laberinto de maldad en donde él mismo se había involucrado.
No es nueva esta confusión para el hombre. Es imagen misma del creyente de hoy, que estando lleno de devotos pensamientos hacia Dios, no da el paso definitivo de separación de tales gentes y sus obras, y atrae neciamente sobre sí los juicios del Señor.
Es tan necio estar lejos de Dios como estar cerca y no hacer aprecio a los tesoros de piedad y dones espirituales que Él libremente ansía otorgarnos.: No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi padre que está en los cielos. (Mateo7:21).